martes, 11 de noviembre de 2008

Confesiones

Estoy en una edad cuasi-perfecta que querría que durara un poco más, en la que empiezo a arañar la idea de que habrá ciertas cosas que quizá no esté a tiempo de hacer, otras que tal vez nunca podré hacer y otras que seguro no debería hacer.

Me jode pensar en las que quizá no esté a tiempo de hacer, me resigno con las que tal vez nunca podré hacer, y en cierta manera me recreo y me deleito en las que seguro no debería hacer.

Y he llegado a la conclusión de que no hay la ecuación perfecta para la vida, que dé un producto en números naturales. A mí siempre me da fracciones, decimales y sobretodo resultados de lo más dispares.

Yo, que siempre lo tengo todo bajo control, veo como imanes caóticos se acercan a mis brújulas. Tal vez simplemente debería sentarme y disfrutar de la locura. Dejarme perder el norte para poder después buscar el faro que me lleve a casa...