viernes, 22 de octubre de 2010

Curioso

Cuando más me doy cuenta de que te echo de menos es justamente cuando estoy contigo.

martes, 20 de julio de 2010

Pienso

El cenicero con unas cuantas colillas. Y pienso. Pienso. Pienso. Pienso. Pienso. Pienso. Pienso. Pienso. Pienso... solamente pienso. Quiero ser el viento que impide caminar y que agolpa molestas motas en los ojos obligando a cerrarlos. Quiero ser la lluvia que cala hasta los huesos arrancando un escalofrío en mitad de la espina dorsal.

Quiero ser el pálpito de un corazón al borde del colapso por la intensidad de una sensación. Quiero ser la mano temblorosa del que se entrega a algo que sabe le llevará a la perdición más absoluta. Quiero ser el grito ahogado del dolor penetrante e intenso que se torna inquilino perenne y lo invade todo.

El cenicero con unas cuantas colillas más. Y pienso. Pienso. Pienso. Pienso. Pienso. Pienso. Pienso. Pienso... solamente pienso. Quiero ser una nota aguda que entra por el oído y se clava en las entrañas. Quiero ser la galopante excitación de lo prohibido y el lamento continuo de la tentación sucumbida.

Quiero ser el sonido de tambor que marca el paso hacia el destino inevitable del precipicio. Quiero ser la inspiración incontrolable del artista torturado que se consume al entregarse a su obra. Quiero ser el casual acierto inesperado y el error perpetuamente recordado.

El cenicero con más colillas. Y pienso. Pienso. Pienso. Pienso. Pienso. Pienso. Pienso. Pienso. Pienso... solamente pienso. Quiero ser la palabra incorrecta en el sitio inadecuado. Quiero ser la espina clavada en el paladar que parece pasar inadvertida pero que duele a cada trago.

Quiero ser el sentimiento de culpa del creyente que traicionó a su dios. Quiero ser el dolor punzante de la ampolla que se levantó por acercarse demasiado al fuego. Quiero ser la terrible resaca del que se emborrachó sin sentido.

Respiro hondo mientras maldigo ser solamente pensamiento, siendo algo tan inocuo como arañar el aire.

El cenicero ya vacío. Y pienso. Pienso. Pienso. Pienso. Pienso. Pienso. Pienso. Pienso. Pienso... patentemente pienso. Porque mientras pienso, te pienso. Y si te pienso soy el viento que te impide caminar y te obliga a cerrar los ojos. Mientras te pienso soy tu dolor penetrante e intenso, tornándome en inquilina perenne e invadiendo todo cuanto eres. Mientras te pienso soy la nota aguda que se clava en tus entrañas, la galopante excitación de lo prohibido y el lamento continuo de tu tentación sucumbida. Mientras te pienso soy el tambor que te guía hasta el precipicio, tu incontrolable inspiración al entregarte a mí, tu casual acierto inesperado y el error que recordarás hasta el resto de tus días. Mientras te pienso soy tu palabra incorrecta en el sitio más inadecuado, tu espina en el paladar que recuerdas cada vez que tragas, tu sentimiento de culpa y tu ampolla dolorosa por la intensidad del fuego. Mientras te pienso soy tu peor resaca, tu grito más desgarrado, tu sinsentido y la razón de tu vida... porque sin mí no hay tu dolor... aunque yo solamente sea un pensamiento.

domingo, 21 de febrero de 2010

Aparición

Apareces de nuevo y por una vez el silencio no sonó a hilo musical en sala de espera mientras se lee una revista. Tañó a réquiem por los que van a morir, relegados a su irremediable destino. Y sin darme igual, no me importó ni me arañó por dentro con afiladas garras.

Deambulo otra vez curiosa entre tus escenarios sin querer conciliar el sueño, porque tú jamás has sido sosiego sino una inyección directa en vena para agudizar mis sentidos.

No te espero ni te dejo de esperar. No te añoro ni te aborrezco. Te tiendo la mano con esa mirada de arrogancia y curiosidad cómplice, para que la beses con la reverencia que me debes mientras levantas tus ojos que brillan por la astucia del que se prepara para la batalla.

Mi vino es peculiar: ácido al primer paladeo, dulce cuando lo reposas, con una nota amarga al final de la garganta… pero al que siempre retornas porque justo cuando vas a beberlo, lo arrojas a la escupidera. Y precisamente por no tragarlo, quieres de nuevo agitarlo en tu boca.

Que se abra el telón. Empieza el siguiente acto.